La Trampa
M. Night Shyamalan
El Sexto Sentido, Múltiple
Hace tiempo que Shyamalan parece haberse desprendido de la necesidad de complacer a la crítica. Ahora vive en su propio mundo, preocupado solo por seguir sus impulsos creativos, sin necesidad de dar explicaciones a nadie. La Trampa es una película sencilla y funcional, con una dirección medida y una puesta en escena muy cuidada. En ella, Shyamalan orquesta cada movimiento como un maestro de ceremonias en un juego del gato y el ratón, donde un hipnótico Josh Hartnett se convierte en el «gato» que busca desesperadamente escapar.
En su afán por innovar, Shyamalan ha producido un concierto masivo con miles de extras, en el que su hija, Saleka, interpreta a Lady Raven, una exitosa cantante pop. Da la sensación de que la primera mitad de La Trampa es una especie de regalo ostentoso a su hija, como si la película hubiera nacido del deseo de verla brillar. A la par, uno se pregunta si Shyamalan pensó: «Ya que estoy aquí, grabo algo para aprovechar el montaje». Este concierto, aunque visualmente impresionante, es el elemento más superficial de la película, y sus acciones resultan tan efímeras como insustanciales. En ocasiones, parece que hay más interés en mostrar a Saleka sobre el escenario que en desarrollar la narrativa.
La Trampa carece de una segunda capa de significado. Lo que ves es lo que hay, sin mayores pretensiones que entretener y mantener la atención del espectador. Cuando la trama parece sugerir que va a profundizar o desvelar algo más relevante, Shyamalan rápidamente desvía el foco y deja el tema sin explorar. Da la impresión de que está construyendo una historia de fondo para el protagonista, pero nunca la desarrolla del todo, limitándose a unos cuantos diálogos sueltos que no terminan de formar un todo coherente. Esto provoca que la película se sienta incompleta y desdibujada, algo casi inverosímil pero una elección casi deliberada.
La película también recurre a algunos trucos narrativos poco elaborados para sacar al protagonista de situaciones difíciles, pero afortunadamente resultan fáciles de aceptar gracias a ese halo de comedia involuntaria que le añade una riqueza inesperada.
El primer giro de Shyamalan es un gran acierto, aunque se siente desaprovechado en cuanto a todo el potencial que la situación podría haber ofrecido. En ese momento, emerge otra genialidad del director en su puesta en escena, al cambiar de manera efectiva el punto de vista.
El segundo giro, aunque también funcional, no resulta tan interesante como el anterior. Está plagado de subrayados innecesarios y diálogos poco trabajados, que, al no haberse dedicado recursos suficientes para construir la historia de fondo, terminan por debilitar la película.
El gran acierto de la película tiene nombre y apellido: Josh Hartnett. El actor está verdaderamente entregado, con una presencia física imponente y una gestualidad hipnótica que cautiva al verlo en escena. A pesar de interpretar a un asesino en serie, la relación con su hija es genuina y se siente muy real. Y lo más importante de todo, Shyamalan y Hartnett consiguen que el espectador empatice con el asesino y desee que logre escapar. Todo el personaje está envuelto en una capa de comedia, al estar claramente fuera de lugar, lo que añade una dimensión inesperada a su figura.
El cine de Shyamalan siempre es bien recibido por los amantes del séptimo arte, aunque la crítica lo destroce película tras película. El aura de originalidad y genialidad que envuelve sus trabajos trasciende lo meramente racional. En el caso de Trap, puede que no sea su película más brillante, pero sin duda es muy entretenida, una experiencia fresca y agradable de ver. Además, disfrutar de 105 minutos de Josh Hartnett en pantalla es un plan perfecto para un sábado por la noche.
«Siempre da gusto ir al cine a ver a Shyamalan, es como ese amigo loco con el que te vas a tomar algo y puede que no estes cien por cien deacuerdo en todo, pero siempre da gusto escucharle y disfrutar de su compañia. Se puso raro el Eras Tour.»
-Alvaro Lages-
SINOPSIS
Un padre y una hija adolescente asisten a un concierto pop, donde se dan cuenta de que están en el centro de un evento oscuro y siniestro.